lunes, 18 de marzo de 2013

“Stop” una excelente herramienta de comunicación para familias empresarias



Suelo comenzar mi labor consultora con una familia empresaria formando a sus miembros en el uso de una simple y útil herramienta de comunicación denominada STOP.

Se utiliza de la siguiente forma: imaginemos que estamos en una reunión en la que están presentes varios miembros de la familia, ya sea una reunión del consejo de administración, del comité de dirección o una simple reunión en casa de nuestros padres y, por la razón que sea, comenzamos a acalorarnos
hasta el punto en que la prudencia marca dejarlo para otro momento. En esa circunstancia cualquier familiar que considere que la olla está a punto de estallar o, simplemente, que el nivel de incomodidad en la familia es nocivo, dice:  “STOP” y, de inmediato, toda conversación se detiene. Además de parar el debate, esta persona decide qué ha de hacerse a continuación, como por ejemplo: detener la reunión 15 minutos; dejar la reunión para otro momento; volver a hablar sobre esta cuestión en tal día y hora, de convenirnos a todos.

Es una efectiva herramienta “ahorra disgustos”. Cualquier persona la puede usar.  Es simple. Todo el mundo entiende el mensaje. 

Sin embargo, se requieren dos ingrediente para que funcione: no olvidar usarla y disciplinarse para detener la conversación. Para que no caiga en desuso resulta muy práctico tener en casa o sobre la mesa de la sala de juntas un STOP de 20x20 cm. Su presencia física nos recuerda que podemos acudir a esta herramienta cuando queramos. La disciplina de “parar” es harina de otro costal. Cuando estamos enzarzados en una conversación que está produciendo disgusto y daño, en muchas ocasiones, la ansiedad que se siente hace que tras el STOP algunos miembros de la familia no hagan la parada. Aquí se impone que alguien se levante y diga: “hemos hecho un STOP y hay que detener esta conversación YA”.

El STOP tiene, además, su lado lúdico-jocoso y se presta a mucho chascarrillo, poniendo la punta de humor tan imprescindible para vivir la vida. “¡Ya llevas media hora hablando. Como no te calles te vamos a hacer un STOP!” se le puede decir al que coge la hebra y dan las doce campanadas sin soltarla. O, como me ha dicho a mi una simpática miembro de una familia empresaria: ¡Rafael, llevamos dos horas reunidos!. O descansamos o te saco el STOP”. O el que, tras muchos intentos de meter baza en la conversación, suelta con gracejo: “STOP. Déjenme hablar”.

El STOP, también, puede ser mal utilizado. Se da a un familiar el poder de parar un debate y lo puede usar, por ejemplo, para que no se hable de lo que no le interesa. Sin embargo, este uso indebido queda al descubierto fácilmente y la familia puede poner límites a su uso o corregir a la persona que abusa de esta potestad.

El STOP es un gran herramienta de comunicación para familias empresarias. Muy útil en los procesos largos de comunicación como la elaboración de un protocolo familiar o la resolución de una dificultad que exista en la familia y enormemente beneficioso si se institucionaliza en la vida diaria. El STOP evita que las cosas escalen, que en el fragor de la conversación las palabras se endurezcan y la caldera explote. Consiga que su familia la ponga en uso y le habrá hecho un gran regalo: el de ahorrarle muchos disgustos.


Rafael Rodríguez Díaz

Nota.- Esta herramienta ha sido adaptada de la propuesta por Timothy Gallwey en sus libros The Inner Game of Work. New York: Random House y, con otros autores, The Inner Game of Stress: Outsmart Life's Challenges, Fulfill Your Potential, Enjoy Yourself. New York: Random House. 

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