lunes, 15 de abril de 2013

La Prueba del Espejo


Hemos visto en la entrega La Importancia del Ejemplo de la Familia que la familia debe dar ejemplo de “trabajar como el que mas”, “estar al servicio del cliente y del negocio”, “trabajar con calidad y luchar para ser cada vez mejores profesionales”, “de acatar las normas” y “tener un comportamiento socialmente responsable”. Una de las formas de comprobar cómo estamos dando ejemplo es hacer La Prueba del Espejo.
Peter F. Drucker, el que fuera el gran maestro del management a lo largo del siglo XX y comienzos del XXI, nos narra la siguiente historia en su libro Management Challenges for the 21st Century:
Peter F. Drucker
“Se cuenta que el mas respetado diplomático de las grandes potencias de comienzos de este siglo [siglo XX]  fue el embajador alemán
en Londres. Estaba destinado para puestos mayores, al menos a convertirse en Ministro de Asuntos Exteriores o, incluso, en Canciller. Aún así en 1906 dimitió de repente. El rey Eduardo VII llevaba en el trono por ese entonces cinco años y el cuerpo diplomático le iba a dar una gran cena. El embajador alemán, siendo el decano del cuerpo diplomático dado que llevaba en Londres cerca de quince años, se suponía que iba a ser el presidente de la cena. El rey Eduardo VII era un conocido mujeriego y dejó claro el tipo de cena que deseaba: al final, después de servido el postre, aparecería una gran tarta y de ella saldrían una docena o mas de prostutitas desnudas mientras las luces se atenuaban. El embajador alemán dimitió antes que presidir esa cena. “Me niego a ver a un proxeneta en el espejo al afeitarme por las mañanas.”
La Prueba del Espejo consiste en poner a uno mismo y a su familia ante un espejo imaginario y preguntarse: ¿qué clase de persona veo en el espejo? ¿qué clase de familia veo reflejada? 
Podemos encontrar que lo que vemos nos gusta. Aunque también puede ocurrir que veamos que algún miembro de la familia no tiene un comportamiento adecuado con el personal, que debiéramos todos ir vestidos de una determinada manera y el tío Tomás insiste en venir a trabajar vestido de playa, que la prima Lourdes no asiste a ninguno de los cursos de formación que organizamos porque no le apetece o que nuestro hijo Antonio entra a trabajar los lunes a las doce de la mañana porque tiene que dormir las juergas de los fines de semana. Este tipo de comportamientos poco ejemplares terminan creando siempre problemas familiares y una mala predisposición en el personal. “Me obligan a vestirme con traje de chaqueta y mira la pinta con que la familia viene a trabajar” o “para qué voy a formarme si ellos no lo hacen”.
Peter F. Drucker va un poco más allá al aplicar el Test del Espejo a la ética. En sus propias palabras: “Lo que la ética requiere es preguntarse a uno mismo: ¿qué clase de persona quiero ver cuando me afeito o me pinto los labios por las mañanas?”.
El Test del Espejo nos permite ver claro donde estamos y también donde deberíamos estar. Es algo que todo miembro de una familia empresaria y toda ella en conjunto debiera preguntarse cada cierto tiempo. Este test es la gran brújula de la ejemplaridad y de la ética en un negocio familiar.

Rafael Rodríguez Díaz


Nota.- Los textos señalados de Peter F. Drucker se encuentran en el libro de este autor  Management Challenges for the 21st Century, Harper Business, páginas 175-176, publicado en 1999.

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